Atenea
Atenea fue comprada en una tienda de animales por una hija como regalo a su madre. La señora, cuando recibió a Atenea, le cortó las alas de la manera más horrible que podéis imaginar. La hija cuando lo vio, decidio quitarse a la madre y buscarle otro hogar. Llegó al refugio con las alas llenas de sangre, sin cola y aterrorizada. Solo gritaba y gritaba cada vez que veia un humano cerca de ella. Poco a poco, fue perdiendo el miedo y ganando confianza con las demás aves, las heriditas de las alas se le fueron curando y ha conseguido aprender a revolotear con el trocito de ala que le queda. Con las humanas sigue siendo bastante desconfiada, pero una enfermedad hepática que tuvo, le ayudó a darse cuenta de que nosotras estamos aquí para ayudarla y ya no huye tan despavoridamente cuando nos acercamos, incluso a veces viene buscando caricias.